Tipos de aprendizaje: ¿están todos los que son?

La psicología es una ciencia jovencísima; tanto que, si alguno de ustedes quisiera salir con ella, probablemente tendría problemas con la ley.
Desconozco cuál fue el primer registro escrito sobre lo que hoy día conocemos como leyes del aprendizaje. Hay un artículo estupendo en la revista digital Jot Down que habla sobre esto mismo, que les animo a leer. No obstante, en dicho artículo no aparece mención alguna a Juan Huarte de San Juan, personaje reconocido en las facultades de psicología españolas y escritor best-seller de la época.
Si lo menciono es porque recuerdo una anécdota que me contaron en Historia de la psicología protagonizada por este prohombre. Juan Huarte hacía referencia a unas ciruelas y al, digamos, escatológico momento que le había provocado su ingesta. A partir de ese episodio empezó a rehuir las ciruelas, sintiéndose asqueado con tan sólo verlas. Aparte del jijí jajá lo que tenemos es una descripción clara de condicionamiento clásico y, probablemente, de una conducta de evitación o escape. A mediados del siglo XVI.
Desafortunadamente, habrá que esperar hasta finales del XIX para que Iván Pavlov “descubra” y operativice el condicionamiento clásico. Digo desafortunadamente porque, pese a que lo dicho por mi colega Rebeca Pardo es rotundamente cierto (la ciencia no avanza agregando cada vez más contenidos, sino saltando de aquí para allá), más tiempo como estatus científico otorga más tiempo para realizar experimentación, una de las vías más seguras de obtener conocimiento. Dónde estaríamos ahora, me pregunto, si en el XVI se hubiera descubierto el condicionamiento clásico. Es una pregunta inútil, porque quizá estaríamos en el mismo punto, pero como fan de Asimov y su psicohistoria no podía dejar pasar la oportunidad de lanzarla.
Hace poco he estado revisitando a algunos padres de la psicología. ¿Han leído ustedes a Pavlov? El texto traducido original, no lo que se dice sobre él. Permítanme decir que es bastante complicado entender de qué demonios habla en muchas ocasiones. Aparte del reconocido error de traducción que nombra al reflejo condicionado en lugar de condicional, resulta que estamos leyendo a un fisiólogo, no a un psicólogo. Y premio Nobel, así que no uno precisamente malo. Pero el carácter típicamente biologicista empapa una obra que, por otro lado, resulta rompedora al hablar de la “acción a distancia” que pueden tener estímulos sobre el sistema nervioso. Resulta curioso leer cómo se refiere a sistemas nerviosos débiles y fuertes, orígenes de patologías, descripción de temperamentos, curación de neurosis, etcétera. Y no sólo eso; en algunos de sus ejemplos, Pavlov está describiendo secuencias de condicionamiento instrumental sin saberlo. En su afán por explicar distintas variaciones experimentales está proponiendo cadenas clásicas cuando, a todas luces y desde la cómoda luz del siglo XXI, se están dando procesos operantes. Pero él no lo sabía. No podía saberlo, puesto que quedaban algunos años para que Thorndike enunciara la ley del efecto y otros tantos para que Skinner propusiera el condicionamiento operante. Sospecho, además, que las barreras idiomáticas pudieron suponer un problema.
El caso es que el descubrimiento de un tipo de aprendizaje fue seguido por otro, constituyendo los principales actualmente. Y no olvidemos, por supuesto, los mecanismos de aprendizaje preasociativo. No obstante, Bandura propone la teoría del aprendizaje social como respuesta a las limitaciones que observa en los modelos ya asentados. Lo “revolucionario” de esta teoría proviene de proponer que el organismo puede aprender sin necesidad de experimentar por sí mismo la situación de aprendizaje; basta con verlo en otros, “modelos”. El propio Skinner, más tarde, escribirá sobre la conducta gobernada por reglas, donde sostiene que la mera explicitación de contingencias puede llevar a aprendizaje sin que el sujeto o un modelo se involucren en situación alguna. Sin embargo, podemos afirmar que en esencia se trata de los dos procesos principales con algunas particularidades y variaciones (afirmación que, si no les parece sostenible, agradeceré que contraargumenten).
El motivo de esta entrada, más allá de darles a ustedes la tabarra con historia, es plantear la duda de si ya están descritos todos los tipos de aprendizaje. Me pregunto si en el futuro nos ocurrirá como a Pavlov, y estemos describiendo procesos basándonos en algo que resulta incompleto; o quizá no, y ya hayamos dado con las únicas fuentes de aprendizaje presentes en los animales. ¿Y si, después de todo, en Conducta verbal estaban todas las respuestas? ¿O quizá la aparición del lenguaje permite deformar algunas reglas, como que algo más pesado que el aire no puede volar? Al fin y al cabo, si en física tuvieron que esperar casi 2000 años para la enunciación de la ley de la gravedad, ¿qué podría pasar en psicología, que apenas tiene 130 años?
Preguntemos a Hari Seldon.

Referencias:

Pavlov, I. P. (1964). Los reflejos condicionados aplicados a la psicopatología y psiquiatría. A. Peña Lillo.
Pavlov, I. P. (1997). Los reflejos condicionados: lecciones sobre la función de los grandes hemisferios. Ediciones Morata.

6 Respuestas a “Tipos de aprendizaje: ¿están todos los que son?

  1. Voy a ser malo aquí:
    Aparte de los que puedan faltar ¿Están más de los que son aquí? 😉

    Me ha gustado la referencia al condicional y el condicionado. Bueno irla viendo en más textos.

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    • Dependiendo de hasta qué punto quiera uno ir a la raíz, podríamos ser terminantes y decir que sólo hay dos. Es más, hay un autor francés, Tonneau, que sostiene que únicamente existe el condicionamiento clásico.
      Ni siquiera te puedo responder, me temo.

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